Un recorrido al centro del refugio del 脕谤迟颈肠辞 inmaculado y en riesgo de Alaska

Remar a lo largo de la planicie costera revela c贸mo el desarrollo petrolero amenaza uno de los 煤ltimos lugares verdaderamente silvestres de la naci贸n.

鈥淟as estaciones est谩n en caos鈥, cuenta Robert Thompson encogi茅ndose pesaroso. Es el comienzo de julio, y Thompson, un gu铆a y ambientalista I帽upiaq ha invitado a nuestro equipo de seis a utilizar su casa en Kaktovik como punto de parada para una expedici贸n en canoa de nueve d铆as al Refugio Nacional de Vida Silvestre en el 脕谤迟颈肠辞.

Hab铆amos planeado salir desde Kaktovik, el asentamiento ubicado m谩s al noreste en Alaska, y remar por el mar de Beaufort. Durante d茅cadas el clima c谩lido ha hecho que estas aguas costeras , y que se pueda navegar en ellas desde mediados del verano hasta comienzos del oto帽o. Pero este a帽o el hielo no muestra se帽ales de retroceder, excepto en el lado de las islas de barrera m谩s cercano a nuestro pueblo.

Nuestra tarea era agridulce: Hab铆amos venido a ver y entender qu茅 pueden perder el pa铆s y el mundo si el refugio de vida silvestre m谩s grande e inmaculado de los Estados Unidos Desde que se dise帽贸 el refugio del 脕谤迟颈肠辞 en 1980, ha esquivado varios intentos de remoci贸n de protecciones de una franja de 1.5 millones de acres conocido como 谩rea 1002, que cubre la mayor parte de la planicie costera y se he calculado que contiene 11.8 mil millones de barriles de petr贸leo. Pero en diciembre de 2017, el Congreso que abre el 谩rea a la explotaci贸n, a pesar de la oposici贸n del . Las agencias federales est谩n acelerando los procesos de permisos y arrendamiento/venta, incluso cuando los cient铆ficos advierten que la exploraci贸n y extracci贸n de petr贸leo perjudicar谩 irreparablemente este h谩bitat fundamental y fr谩gil.

El recorrido que hab铆amos planeado nos llevar铆a por la orilla del lugar que es muy conocido para los amantes de la vida silvestre, pero es visitado con poca frecuencia. Como uno de los ecosistemas m谩s intactos y pr谩cticamente inalterado en los Estados Unidos, el refugio alberga a m谩s de 200 especies de aves que migran all铆 desde los 50 estados del pa铆s y los 6 continentes; m谩s de la mitad se reproducen aqu铆 durante el verano 谩rtico. Entre las 47 especies de mam铆feros terrestres y marinos que se encuentran aqu铆 hay 200,000 carib煤es, que pueden migrar m谩s de 3,000 millas por a帽o, la migraci贸n m谩s larga de todos los mam铆feros terrestres en el planeta.

Para la tarde, el puerto de Katkovik est谩 libre de hielo por lo que pod铆amos observar, as铆 que nos lanzamos con una niebla baja con la esperanza de que un cambio de viento alejara al hielo de la orilla. El 煤ltimo pron贸stico del clima predijo lluvia a la 1 a.m. pero la llovizna comienza apenas nos acercamos a la boca del puerto, en donde una barcaza de desembarco naufragada de la Segunda Guerra Mundial es vigilada por un cuarteto de Patos Havelda. Ahalik, ahalik, graznan las aves, interrumpi茅ndonos con el llamado que sirve como su nombre onomatop茅yico en el idioma I帽upiaq. Los patos se reproducen en humedales aqu铆 y luego invernan en las costas Atl谩ntica y Pac铆fica de Am茅rica del Norte.

Thompson hab铆a sugerido que alquilemos una avioneta que nos permitir铆a ir m谩s lejos y ver m谩s. Pero adem谩s de un presupuesto ajustado y las preocupaciones de liberar m谩s carbono de lo que ya hab铆an liberado nuestros vuelos al arribar, quer铆amos experimentar el refugio en sus propios t茅rminos, con nuestro propio poder. Al fin y al cabo, este es un paisaje como ning煤n otro, en cuyos extremos muchas especies encuentran santuarios al l铆mite. Para verdaderamente entender qu茅 est谩 en riesgo en el refugio del 脕谤迟颈肠辞, deb铆amos estar en la tierra y en el agua, donde est谩n ellos.

Nuestro plan de explorar la costa en tres peque帽as canoas parec铆a una propuesta l贸gica, y peligrosa. 鈥淪i no nos atrapa un oso polar, quiz谩s lo haga una gran ola鈥, advert铆a Thompson, a帽adiendo que un oso polar en el 脕谤迟颈肠辞 canadiense dos d铆as antes de nuestra llegada.

Durante la d茅cada pasada, Kaktovik se ha vuelto famoso como 鈥渃apital del oso polar de los Estados Unidos.鈥 Entre agosto y octubre, cientos de visitantes se acercan a observar y fotografiar decenas de osos, que son atra铆dos al pueblo para buscar alimento de los restos de ballenas boreales que los lugare帽os descuartizan y transportan a un peque帽o cord贸n litoral.

Aunque el turismo ha sido un beneficio para algunos residentes de Kaktovik, el fen贸meno revela el atropello de los osos. El 脕谤迟颈肠辞 se est谩 calentando m谩s r谩pidamente que cualquier otro lugar de la Tierra, a una velocidad de m谩s , y el h谩bitat de los osos est谩 cambiando m谩s r谩pido de lo que ellos pueden evolucionar. Los osos polares utilizan el hielo como plataforma para cazar focas oceladas; con el hielo que se derrite a niveles r茅cord, algunos ahora deambulan al norte (un oso con un radio-collar nad贸 ) para una plataforma adecuada, mientras que otros buscan oportunidades para alimentarse en la orilla.

La capa de hielo an贸mala de este verano, en teor铆a, animar铆a a los osos a mantenerse fuera del hielo, en lugar de en las playas e islas de barrera en donde planeamos acampar. 鈥淧ero los osos se est谩n volviendo predecibles鈥, comenta Thompson. 鈥淎s铆 como todo lo dem谩s鈥.

La capa de nieve a lo largo de la costa norte de Alaska tambi茅n permaneci贸 fuera de temporada este a帽o, representando un problema para las aves de costa cuyos traslados est谩n previstos para coincidir con el breve verano septentrional. Un deshielo tard铆o puede retrasar la nidificaci贸n y probablemente reduzca la densidad de nidos, lo cual fue documentado por los cient铆ficos en especies como el Correlimos Semipalmeado, Correlimos Com煤n, Falaropo de Pico Grueso, Chorlito Dorado Americano鈥 y Agujeta Escolop谩cea鈥 en 2018.

La escasez de aves no es aparente desde la perspectiva de nuestras canoas. Remamos entre parejas reproductoras de Cisnes de Tundra, grupos de Negrones Americanos, y una sola Gaviota de Kamchatka, aut贸ctona del noreste de Asia que solo ocasionalmente visita la costa norte de Alaska. Los Colimbos Grandes no frecuentan esta zona tan al norte, pero hay muchos Colimbos del Pac铆fico; vemos grupos de hasta seis. Tambi茅n observamos Colimbos de Adams, diversos, grandes y excepcionales cuyas poblaciones en Alaska se calculan en un poco menos que 10,000.

Enfrentados contra los elementos, pasamos los primeros dos d铆as remando con llovizna fr铆a y aguanieve, en busca de ef铆meros pedacitos de azul en los cielos tempestuosos. Espiando las bajas islas de barrera, vemos un gran revoltijo de hielo presionando el oc茅ano. Llegamos a la tierra en una isla rodeada de flotillas de E铆deres Comunes, y arrastramos las canoas por las huellas de lobos, zorros y osos polares cuyas marcas de las patas traseras se extienden a lo largo de 10 pulgadas. Nos dividimos para investigar la colonia de patos de mar y buscar un sitio para acampar.

Los nidos de e铆deres est谩n en todos lados entre maderas de deriva que han flotado en r铆os al este. Dado que han construido sus nidos justo por encima de la l铆nea de agua, los e铆deres pueden ser vulnerables a derrames de petr贸leo y otros tipos de contaminaci贸n transmitidas por agua, as铆 como a la elevaci贸n del nivel del mar que eventualmente inundar谩 a las islas de baja altitud como esta. Nos ocupamos por no molestar a las gallinas corpulentas, que han rellenado sus nidos con base de plum贸n, probablemente uno de los aislantes naturales m谩s ligeros y c谩lidos del mundo.

Espiando a trav茅s de la angosta isla, veo a Steve Hossack, un periodista y camar贸grafo de Yukon, agachando su cabeza cuando un tr铆o de Charranes 脕谤迟颈肠辞s lo ataca desde arriba. Estos campeones de larga distancia ven m谩s sol que cualquier otra ave en la Tierra ya que siguen el verano de una regi贸n polar a la otra. Aunque gran parte de su h谩bitat est茅 aislado de las actividades humanas, las aves que nidifican en la costa no son inmunes a los efectos, especialmente a la elevaci贸n del nivel del mar.

A ellos no les complace vernos. Los graznidos estridentes son notablemente similares a las bocinas de aire que hemos tra铆do para advertir la presencia de un oso. Tan similares son, de hecho, que no me doy cuenta cuando Colleen Dubois, fot贸grafa de New Hampshire, est谩 haciendo sonar la suya fren茅ticamente. Finalmente la veo agitando los brazos y trotando hacia las canoas. Detr谩s de ella, quiz谩s a 300 yardas de distancia, un oso blanco enorme camina arrastrando los pies de un e铆der al siguiente, trag谩ndose los huevos.

Lo que ocurre a continuaci贸n es un poco de p谩nico y un poco de improvisaci贸n c贸mica, a medida que nos apuramos hacia las canoas, haciendo r谩pidas pausas para voltearnos y tomar fotos del gigante merodeador. Reunidos en los botes con c谩maras disparando, todos dan indicaciones a todos; 隆obt茅n la bolina! 隆Arroja mi bolsa impermeable! 隆Deja el tr铆pode! Vemos al oso pararse en dos patas, olfatear y mirar hacia nuestra direcci贸n. Vuelve a ponerse en cuatro patas y acelera el paso.

Deslizamos las canoas hacia el agua, nos metemos en ellas y hacemos unas brazadas. Lejos y a salvo, vemos pasar al magn铆fico depredador. Peter Mather, el fot贸grafo de Whitehorse, Yukon cuyo tr铆pode a煤n est谩 en la playa, finalmente rompe el silencio: 鈥淢ejor encontremos otro sitio para acampar鈥.

Recuperamos los equipos y remamos por el espumado canal, dirigi茅ndonos al continente. Un fuerte viento cruzado provoca olas turbias a nuestras canoas. Algunas salpicaduras por la borda, nos dejan mojados, cansados y algo asustados por el cruce. Husmeamos a lo largo de la orilla por horas y no encontramos nada m谩s que un pantano en expansi贸n de turba y tundra inundadas.

Los investigadores creen que los pueblos ind铆genas del norte han que ralentizan la producci贸n corporal de 谩cidos grados y reducen los niveles de colesterol relacionados con cardiopat铆as, lo que les permite mantenerse saludables con una dieta de grasas y prote铆nas. A los forasteros de climas c谩lidos como nosotros, as铆 como los balleneros, cazadores, cazadores de piel, y otros potenciales ventajistas, no les ha ido tan bien. A lo largo de la costa hay signos de sus breves y con frecuencia desafortunadas estad铆as. Nos topamos con ruinas de caba帽as y campamentos de caza de ballenas. Vemos tumbas marcadas con planchas de madera desgastadas (grabados borrosos marcan los a帽os de fallecimiento como 1922 y 1933) y ata煤des que se han expuesto por el derretimiento de suelo congelado y se han abierto a la mitad; uno rodeado de huesos y un cr谩neo blanqueado por el sol.

Finalmente, encontramos un sitio para acampar; una playa elevada con una tundra bien drenada, un arroyo transparente y mucha le帽a tra铆da por el agua. Justo luego de la medianoche, cuando estamos terminando la cena, deja de haber viento y el sol se asoma detr谩s de las nubes. Sus rayos nos dan calor y pintan la planicie costera y su fondo de monta帽as con una luz dorada maravillosa. 鈥淪iento鈥, dice Wendy Morrison, escritora de Whitehorse, 鈥渃omo si hubi茅semos llegado al fin del mundo鈥.

Nos despertamos tarde la ma帽ana siguiente con el graznido intermitente de un par de Grullas Canadienses. Fuera de las carpas, el fr铆o gris de ayer ha sido reemplazado por un cielo azul, flores silvestres que florecen, mariposas y abejorros enormes. Guardamos nuestros ba帽adores secos y remamos al este, viendo la primavera contenida emerger en la tundra, que parece ponerse m谩s verde con el correr de las horas. Una cr铆a Carib煤, curiosa, viene a la orilla del agua a mirarnos, luego nos sigue por la costa, aparentemente creyendo que 茅ramos sus compa帽eros. En un momento va adelante, luego nos espera, saltando de ansiedad, como un cachorro.

En latitudes altas, muchos animales se adaptan al d铆a o la noche de 24 horas, se vuelven activos de forma intermitente en todo momento, y permiten la alimentaci贸n oportunista en todo momento. Nuestros d铆as tambi茅n adquirieron un ritmo curioso: Nos despertamos a la ma帽ana, remamos o caminamos hasta las 10 u 11 p. m., luego nos reunimos para comer y para hacer una 鈥渃aminata diurna鈥 despu茅s de la cena en las horas doradas entre la media noche y las 3 a. m.

Si pasa algo de tiempo en la tundra, no necesita un ge贸logo que le diga que hay petr贸leo all铆. Lo vemos a menudo, saliendo de la tierra naturalmente, a veces acicalando la superficie de peque帽os estanques. Da la sensaci贸n de que si uno extrae en cualquier parte, descubrir铆a un pozo de petr贸leo.

A esta altura, nadie sabe cu谩nto petr贸leo yace debajo del 谩rea 1002. Una evaluaci贸n de un estudio geol贸gico de los EE. UU. de 1998. British Petroleum y Chevron construyeron un pozo de prueba en el refugio, cerca del r铆o Jago en 1986, pero los resultados de ese 鈥減ozo ajustado鈥 (de la jerga de la industria petrolera para un pozo s煤per secreto), .

Cu谩ndo, d贸nde y c贸mo se extraer谩 el petr贸leo depender谩 de los resultados de nuevas y m谩s extensas pruebas s铆smicas que podr铆an , si se aprueban los permisos necesarios, un proceso que tambi茅n incluye un an谩lisis ambiental. Los estudios s铆smicos se realizan utilizando grandes veh铆culos equipados con placas pesadas que vibran en la tierra, creando ondas de choque que se reflejan en formaciones subterr谩neas y vuelven a la superficie, en donde los receptores las registran. Los geof铆sicos utilizan estos datos para predecir donde puede haber presencia de petr贸leo o gas.

Desde el aire, a煤n se puede ver el que dej贸 el equipo pesado en la tundra durante la d茅cada del 80. Funcionarios afirman que las t茅cnicas de hoy en d铆a ser谩n menos perjudiciales, pero el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EE. UU. seg煤n consta , observando que no abordaba los . El plan estaba 鈥渄escrito de forma deficiente鈥, dice Steven Amstrup, cient铆fico principal en Polar Bears International. 鈥淒e lo que podemos decir, existe una chance del 23 por ciento de que la guarida de un oso polar pueda ser arrollada con consecuencias posiblemente fatales. Adem谩s de eso, esta actividad tiene el potencial de perjudicar casi todo el h谩bitat de guarida en la planicie costera. Con la condici贸n de los osos ya debilitada, podr铆a sin dudas tener un efecto negativo en la reproducci贸n鈥.

Los impactos de la producci贸n y perforaci贸n reales depender铆an mucho de la ubicaci贸n y el dise帽o de carreteras, pozos, pistas de aterrizaje y otras infraestructuras. 鈥淪e podr铆a hacer de manera que reduzca las molestias a la vida silvestre鈥, explica Fran Mauer, un bi贸logo de FWS jubilado. 鈥淧ero cada vez que uno trae petr贸leo a la superficie y lo transporta, existe un riesgo de derrames, contaminaci贸n y otros problemas. Ciertamente perjudicar铆a al carib煤 y al buey almizclero, y a una gran cantidad de aves que nidifican en la tundra en el verano. Incluso en el invierno hay cuervos, B煤hos Nivales y Gerifaltes鈥.

El gobierno puede comenzar a vender concesiones ni bien la declaraci贸n de impacto ambiental para el plan de la concesi贸n finalice. 探花精选 Alaska, que hace mucho ha estado al frente en la lucha por el 脕谤迟颈肠辞, se ha unido con otros grupos de defensa para luchar por el desarrollo en el refugio. 鈥淓stamos organizando una oposici贸n a este proceso err贸neo y con falta de visi贸n, en el cual las decisiones acerca de los terrenos p煤blicos se toman apresuradamente鈥, informa Michelle LeBeau, directora ejecutiva interina de 探花精选 Alaska. 鈥淓stamos manteniendo el refugio del 脕谤迟颈肠辞 en la consciencia de nuestros miembros de modo que cuando haya oportunidades de hacer o铆r nuestras voces y de rectificar este terrible error, estemos listos鈥.

La producci贸n de petr贸leo comenz贸 en la bah铆a Prudhoe en 1977 y alcanz贸 un pico en la d茅cada del 80, cuando Alaska produc铆a alrededor de un cuarto del petr贸leo de los EE. UU. A lo largo del 脕谤迟颈肠辞 de Alaska, m谩s de 30 millones de acres ya se abrieron para la explotaci贸n (sin contar el Refugio del 脕谤迟颈肠辞). El Departamento del Interior de los EE. UU. recientemente anunci贸 planes destinados a adicionales en la Reserva Nacional de Petr贸leo de Alaska. Casi tan grande como Indiana, la reserva incluye el 谩rea especial del lago Teshekpuk, un 谩rea para aves importante que actualmente est谩 casi totalmente fuera de los l铆mites del desarrollo de petr贸leo y gas. Incluso m谩s recientemente, el para la producci贸n de gas y petr贸leo en aguas federales a unas 30 millas del refugio.

El desarrollo de petr贸leo y gas presenta una paradoja para los nativos de Alaska. Ning煤n estado est谩 experimentando los efectos negativos del cambio clim谩tico tan intensamente , donde el derretimiento de suelo congelado est谩 causando que las carreteras se derrumben y las infraestructuras se desestabilicen, y donde al menos 31 comunidades costeras necesitar谩n reubicarse por encima de la elevaci贸n del nivel del mar que ha arrasado con las orillas, a un costo de cientos de millones de d贸lares.

La senadora de Alaska, Lisa Murkowski, ha afirmado que cree que el cambio clim谩tico es real, y que la causa principal se debe a la quema de combustibles f贸siles a cargo de los humanos. Y aun as铆 fue Murkowski quien en el proyecto de ley impositivo. Luego de d茅cadas de ignorar la necesidad de diversificar la econom铆a, Alaska se puso a s铆 misma en un rinc贸n, en el cual algunos argumentan que la 煤nica forma de pagar por el da帽o creado por las consecuencias de la dependencia de petr贸leo es realizar perforaciones para m谩s petr贸leo.

La conexi贸n entre los combustibles f贸siles y el cambio clim谩tico no est谩 perdida para nadie en Kaktovik, cuyos residentes han dependido por mucho tiempo de la tierra y el agua para su sustento. Pero respecto al asunto del desarrollo del petr贸leo en el refugio del 脕谤迟颈肠辞, la ciudad se divide de forma cortante.

鈥淧ersonalmente, no deseo vivir en un yacimiento petrol铆fero鈥, afirma Thompson. Pero Alfred Going, que trabaja como cocinero en una casa de hu茅spedes, me cuenta que est谩 totalmente a favor: 鈥淣os har谩 ricos a todos, y mejorar谩 las cosas para los ni帽os de aqu铆. Aunque arruinar谩 algunas de nuestras tierras de caza鈥.

Ese es un precio demasiado alto para Bruce Inglangasak, quien dirige excursiones en bote para observar osos polares. 鈥溌縌u茅 vamos a comer cuando no haya m谩s pescando ni carib煤?鈥, pregunta. 驴O beber 鈥渃uando el agua no sea potable鈥?

La intendente Nora Jane Burns, que sigue formando parte de una tripulaci贸n de caza de ballenas a sus 60 a帽os, dice que m谩s de la mitad de la comida de su familia proviene de animales salvajes y pescados. Ella apoy贸 la explotaci贸n, hasta que vio la , un pueblo al este de la Reserva Nacional de Petr贸leo de Alaska. 鈥淯no ve smog y holl铆n y muchas personas con enfermedades respiratorias鈥, comenta. 鈥淥riginalmente, les dijeron 鈥榮olo en un lugar鈥 la primera vez que quisieron extraer, pero ahora est谩n rodeados de pozos de petr贸leo. Toda la actividad industrial asust贸 a los animales, as铆 que tienen que ir mucho m谩s lejos para cazar鈥.

Los bi贸logos confirman que la mezcla de carreteras, tuber铆as, instalaciones de procesamiento y otros edificios de nacimiento de las manadas de carib煤 de Grant, que se redujo de 22,630 en 2016 a aproximadamente 70,000 en 2010.

A los cient铆ficos y preservadores les preocupan los efectos acumulativos a nivel paisaje por el hecho de abrir incluso m谩s la planicie costera a la producci贸n. 鈥淟a perspectiva m谩s amplia es que el desarrollo industrial excluye el rol de este lugar como un refugio鈥, dice Melanie Smith, directora de ciencia de la preservaci贸n de 探花精选 Alaska. 鈥淎 medida que las especies silvestres y de aves son forzadas al norte por el cambio clim谩tico y el desarrollo, el refugio del 脕谤迟颈肠辞 es el final del camino. No hay un lugar m谩s al norte a donde estos animales puedan ir鈥.

Aunque a veces se lo llama el Serengueti de los Estados Unidos, descubrimos que los encuentros de animales est谩n lejos de un 隆toc, toc! en el refugio. Hay que trabajar para ellos. Para sacar el mayor provecho a las oportunidades de observaci贸n de la vida silvestre sin molestar a los animales, a menudo nos dividimos. Joe Bishop, un fot贸grafo de la ciudad de Dawson, Yukon, pasa dos d铆as vigilando la guarida de un zorro del 脕谤迟颈肠辞. Mather presta atenci贸n a los Patos Havelda en vuelo, y yo busco a los lobos. Todos intentan obtener una buena fotograf铆a del B煤ho Nival, pero nadie lo logra.

La mayor铆a de los carib煤es son precavidos por nuestra presencia, pero una noche una vaca trota contenta por la playa por la mitad del lugar donde acampamos acompa帽ada por tres terneros. Al d铆a siguiente una cr铆a macho, con impotentes cuernos se nos acerca mientras hac铆amos una pausa para un refrigerio en la playa y se recuesta despreocupadamente a solo unos pies.

Los Carib煤es son las figuras centrales en la historia de la creaci贸n de los Gwich'in, quienes se extienden a lo largo de la frontera de los EE. UU-Canad谩 al sur y al este del refugio. 鈥淪omos un pueblo carib煤鈥, afirma Bernadette Demientieff, una activista de los derechos aut贸ctonos que dirige el Comit茅 directivo Gwitch鈥檌n, que se form贸 hace tres d茅cadas en respuesta a las primeras propuestas de explotaci贸n en la planicie costera. 鈥淣uestra tradici贸n nos indica que un hombre Gwitch鈥檌n sell贸 un pacto de coexistencia intercambiando un trozo de su propio coraz贸n latente por el de un carib煤 vivo. Por mantenernos, nuestro pueblo jur贸 proteger la planicie costera, la cual llamamos Iizhik Gwats鈥檃n Gwandaii Goodlit: el lugar sagrado donde comienza la vida鈥.

Por cientos de a帽os los Gwitch鈥檌n han dependido de grandes manadas de carib煤es que migran a la planicie costera del refugio del 脕谤迟颈肠辞 cada primavera para parir y alimentarse de algodoncillo rico en nutrientes. Cuando los terneros tienen apenas unas pocas semanas, la manada comienza a moverse hacia el sur, pasando la cordillera de Brooks y hacia los humedales de tundra abierta y bosque boreal que se encuentran en las tierras de caza de los Gwitch鈥檌n.

Con el paso de los siglos los Gwitch鈥檌n adaptaron su estilo de vida a las migraciones de los animales. Distintos a nivel 茅tnico y cultural de los I帽upiat costeros, los Gwitch鈥檌n est谩n entre los 煤ltimos pueblos en Am茅rica del Norte que obtienen la mayor parte de su nutrici贸n mediante la caza y recolecta. 鈥淣os volvimos complacientes鈥, dice Demientieff. 鈥淟os pol铆ticos intentaron abrir el Refugio del 脕谤迟颈肠辞 al petr贸leo anteriormente, y siempre se detuvo. Ahora, esta vez, debemos dar lucha. Porque si desaparece el carib煤, desaparecemos nosotros. Se termina para nosotros como cultura鈥.

Cuando me detuve en Fairbanks para hablar con Demientieff de camino a Kaktovik, le pregunt茅 si alguna vez hab铆a visitado las zonas de nacimiento centrales de los carib煤es. 鈥淣o鈥, dijo. 鈥淣unca hemos ido all铆, incluso cuando nos mor铆amos de hambre. Nos mantuvimos fuera, respetamos el lugar del carib煤. Pero no estamos menos conectados. De hecho, no hay nadie en este continente que no est茅 conectado a ese lugar鈥.

En nuestro quinto d铆a, alcanzamos la 煤ltima de las islas de barrera. Pasando este punto, el hielo del oc茅ano empuja hasta el continente. Estamos encerrados.

Todos deciden retroceder para explorar los deltas del r铆o cerca de Kaktovik, excepto Joe y yo. Creemos que existe la posibilidad de que podamos encontrar nuestro camino por las extensiones de agua entre el hielo del mar, una vez que pasemos la obstrucci贸n de hielo. Nuestra mayor inquietud es volver a Kaktovik si los vientos cambiantes llevan m谩s hielo a la poca agua libre.

Abrimos camino a lo largo de la orilla, alternando entre avanzar transportando la canoa por tierra, avanzar por tierra con la canoa en el agua sujetada por cuerdas, o avanzar remando por laberintos de hielo y aguas libres, a veces acompa帽ados por curiosas focas. Nos detenemos para acampar y para seguir sigilosamente a unas manadas peque帽as de carib煤es que aparecen en la tundra plana como de la nada, y desaparecen r谩pidamente.

Cuando viene un vendaval, construimos un basti贸n de madera de deriva para evitar que el viento arrase con nuestras carpas. Confinados dentro durante 18 horas porque la nieve y el aguanieve golpean los costados, tengo mucho tiempo para pensar acerca de lo que dijo Demientieff.

No es solo el carib煤 lo que mantiene a los forasteros conectados con el lugar, ya sea que lo hayan visitado o no. No son solo las 130 especies de aves que se reproducen aqu铆, y luego pasan por las granjas y chapotean por las orillas en cada estado y provincia en su camino hacia el sur. Y no es solo la necesidad en com煤n de salvar el 脕谤迟颈肠辞 de derrames catastr贸ficos o a nuestros hijos y nietos de incluso m谩s consecuencias que la falta de visi贸n de nuestra generaci贸n.

Es, en gran parte, una necesidad compartida de preservar el significado y los valores inherentes en la palabra refugio: un lugar que puede proteger a seres a quienes se les han acabado las opciones, un lugar a donde nosotros podemos acudir cuando necesitamos paz, tranquilidad y la compa帽铆a de la naturaleza.

Cuando volvemos a remar, nuestro progreso al principio es dolorosamente lento. Finalmente el hielo empieza a abrirse y el oc茅ano que nos rodea se calma. Una noche, luego de la medianoche, el viento muere por completo. Nos deslizamos por el agua transparente como vidrio, serpenteando por asombrosas esculturas de hielo que se vuelven m谩s altas y extravagantes a medida que nos adentramos al coraz贸n congelado del refugio.

Dejamos de hablar y asimilamos una quietud distinta a cualquier otra antes vivida. Incluso las aves marinas se tranquilizan, no hay nada m谩s que una gota ocasional de agua o el crujido de un iceberg, un tambor vac铆o y bajo que podr铆a ser la respiraci贸n de la Tierra en s铆 misma.

Este art铆culo se public贸 originalmente en la edici贸n de invierno de 2018 como 鈥淔inding True North鈥 (encontrando el verdadero norte). Para recibir la revista impresa, h谩gase miembro hoy mismo .