Hace cinco a帽os, Kathy Brader dejaba que un amigo la ayudara a alimentar a los kiwis en el en Front Royal, Virginia, cuando se dio cuenta de que 茅l estudiaba algunas de las plumas mudadas. El hombre, un visitante de Nueva Zelanda y antiguo agente policial de origen Maor铆, hab铆a comenzado a tejer cuando se retir贸 y estaba aprendiendo a hacer mantos kahu-kiwi con los plumones de las aves, una tradici贸n cultural. Despu茅s de recibir un permiso especial, Brader le permiti贸 llevarse algunas a casa.
End茅mica de Nueva Zelanda y el s铆mbolo del pa铆s, los kiwis tienen un lugar especial en los Maor铆. Se llevaron a cabo ceremonias especiales en honor al ave antes de la caza del kiwi, y su piel y plumones podr铆an utilizarse para crear elaboradas t煤nicas denominadas taonaga (tesoros) que se usaban en bodas, reuniones tribales e incluso en batallas. Mientras los maor铆es tuvieron el cuidado de moderar su caza, las poblaciones de kiwis se vieron afectadas cuando los exploradores europeos las mataron por sus pieles, que alcanzaban altos precios en los antiguos museos. Hoy en d铆a, las cinco especies en Nueva Zelanda debido a los depredadores invasivos y el desarrollo de las tierras bajas.
Brader ha pasado gran parte de su vida luchando para revertir esa historia. Ella ha estado en la vanguardia de la conservaci贸n del kiwi durante 29 a帽os, y ha trabajado en forma innovadora para cuidar las poblaciones en cautiverio y ampliar el acervo gen茅tico mundial. Esta primavera y verano, Brader y su equipo a partir de una pareja reproductora donada al Instituto Smithsoniano por el gobierno de Nueva Zelanda. Esta pareja de kiwis fue la primera en salir de la isla en dos d茅cadas, y los maor铆es los bendijeron antes de la salida.
Conseguir que la pareja produzca polluelos, sin embargo, fue un esfuerzo de seis a帽os. A primera vista, los kiwis pueden parecer tontos y afables, pero son reservados y meticulosos cuando se trata de apareamiento. Para hacer las cosas m谩s dif铆ciles, Ngati Hine Tahi, el kiwi macho, ten铆a un vicio: Disfrutaba mucho de una buena comida. El peso del padre es vital para criar con 茅xito un polluelo; si es demasiado pesado, no ser谩 capaz de fertilizar el 贸vulo. Brader y su equipo descubrieron que cada vez que su par trataba de reproducirse, Tahi pasaba m谩s tiempo comiendo el alimento de su compa帽era que apare谩ndose. En su peso m谩ximo, lleg贸 a pesar siete libras, dos veces el tama帽o ideal.
Para corregir el mal h谩bito de Tahi, el personal dise帽贸 un alimentador personalizado para su compa帽era, Ngati Hine R煤a. Las kiwis hembras tienen picos m谩s largos que sus equivalentes machos; al alargar el tubo de alimentaci贸n de Rua, pudieron mantener las raciones adicionales fuera del alcance de Tahi. Esto dio como resultado un 贸vulo fertilizado, que el personal dio a otro macho para incubarlo durante 30 d铆as (Tahi era demasiado inexperto, y deb铆a conservar su peso para seguir apare谩ndose). A continuaci贸n, se traslad贸 a una incubadora estrictamente controlada y supervisada hasta la eclosi贸n. Dos huevos y polluelos m谩s llegaron poco despu茅s.
El nacimiento de un solo kiwi es una gran victoria para los conservacionistas. Sin embargo, para los Maor铆es, hay a煤n m谩s razones para celebrar.
Despu茅s de que Brader descubri贸 que los isle帽os tienen una forma de reciclar los plumones de los kiwis, solicit贸 la autorizaci贸n del Departamento de Conservaci贸n de Nueva Zelanda y agencias aduaneras estadounidenses para crear una especie de 鈥渃onducto de plumones鈥 entre el Instituto Smithsoniano y la . 鈥淓n verdad entend铆 la conexi贸n espiritual鈥, dice Brader. 鈥淟os [kahu-kiwi] se heredan, por lo que no todo el mundo tiene un manto de kiwi鈥. Junto con el establecimiento del conducto, Brader le pidi贸 tambi茅n a otros parques zool贸gicos con programas de reproducci贸n en cautiverio que recogieran los plumones ca铆dos y se los enviaran. Una vez que se recoge una peque帽a cantidad, ella la embala y la env铆a en un viaje a trav茅s del Pac铆fico. A trav茅s de los a帽os, el programa de plumones ha prosperado, y pronto, la descendencia de Rua y Tahi tambi茅n podr谩 contribuir.
Brader a煤n recuerda los primeros plumones que envi贸 a Nueva Zelanda; ahora son parte de su propio peque帽o kahu-kiwi. El ex agente policial, Patarika Whihongi, los combin贸 con recuerdos de su visita y se los regal贸 a ella. El manto es un s铆mbolo de las mejores intenciones de Brader para la creaci贸n del conducto: salvar a un grupo peculiar de aves, entrelazar dos culturas distantes y establecer una nueva tradici贸n.
Aprenda c贸mo se fabrica un manto kahu-kiwi haciendo clic sobre los puntos de la fotograf铆a, ordenados de izquierda a derecha.
贵辞迟辞驳谤补蹿铆补: Bettmann/Colaborador/Getty Images