El valle del río Cauca, en Colombia, es una región privilegiada. Su variedad de ecosistemas, con fragmentos de bosque seco tropical, bosques inundados, humedales, guaduales y bosques montanos la hacen única.
A ello se suma la influencia de las cordilleras Occidental y Central, por lo cual su biodiversidad se multiplica, incluyendo gran cantidad de especies de aves.
Actualmente, en la zona plana de este valle, que se extiende desde el norte del departamento de Cauca, pasando por el Valle del Cauca, hasta Risaralda y parte de Quindío, están registradas 422 especies de aves, de las cuales 334 son residentes, 86 son migratorias, cinco son endémicas, cinco son introducidas, dos son vagantes y ocho se encuentran en alguna categoría de amenaza de extinción.
Pero las aves no son las únicas en riesgo. Desde su colonización,presión que proviene de diversas fuentes, incluida la agroindustria, el desarrollo urbano y la red vial.
La fractura de los ecosistemas hace que los hábitats naturales se encuentren cada vez más aislados y dispersos por el paisaje. Esta desconexión también trae impactos significativos para las actividades productivas o recreativas que allí se realizan, ya que se pierden los servicios ecosistémicos que provee la naturaleza, incluyendo la polinización, la dispersión de semillas, el agua limpia y la fertilidad del suelo.
¿Es posible recuperar la conectividad o frenar este deterioro?
La clave está en promover la restauración y protección de la vegetación natural existente e incorporar soluciones basadas en la naturaleza que faciliten la reconexión de los bosques.
Una de esas soluciones es crear o conservar áreas de vegetación natural ribereña, alrededor de los cursos de agua y humedales, pues no solo cuidan el agua, sino que también se convierten en avenidas que conectan fragmentos de bosque que se encuentran aislados en el paisaje y permiten que las aves puedan moverse por zonas seguras a través de todo el valle.
Pero, además, en su recorrido por estos puentes de vegetación, las aves encuentran agua, alimento, sitios de anidación y áreas de descanso mientras se mueven a través del paisaje. También son un hábitat importante para las aves residentes de la región y para las aves migratorias, que llegan todos los años desde Norteamérica.
En alianza con la Universidad Icesi, se han estudiado las aves para establecer una línea base que permita hacer seguimiento y entender cómo las acciones de conservación de la vegetación natural tienen un impacto en la supervivencia de la avifauna en el largo plazo.
El aumento de la conectividad a través del paisaje también nos lleva a vincular de manera efectiva las acciones de cumplimiento de la normatividad ambiental con un horizonte más amplio, como lo es articular el trabajo de todos con las políticas públicas y la planificación del territorio, con el propósito compartido de conservar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que sostienen la producción y la sostenibilidad de la región.
El valle del río Cauca es una región privilegiada. Está en nuestras manos conservar sus beneficios y sembrarlo de oportunidades que beneficien su entorno y hagan del valle un motor de desarrollo impulsado por las soluciones adecuadas a los desafíos ambientales del planeta.