La historia de este diminuto p谩jaro cantor amplifica una antigua lengua maya

De c贸mo un cuento infantil sobre el amenazado chipe de cachetes dorados hace parte de un movimiento para rescatar las lenguas ind铆genas en M茅xico.
Two Golden-cheeked Warblers painted by Jos茅 Raul V谩zquez Perez for the book La Historia de Chipilo Crisopario. Jorge Silva Rivera

Mar铆a de los Angeles Azuara no pudo contener las l谩grimas cuando escuch贸 a dos docenas de ni帽os cantando en una peque帽a escuela en el estado mexicano de Chiapas. Guiados por su profesor de m煤sica, los estudiantes de primaria interpretaron una canci贸n que hab铆an adaptado sobre un nuevo amigo, un joven chipe de cachetes dorados que viv铆a en las mismas monta帽as que ellos. 脡l los conectaba, cantaban, con 鈥渆l 煤nico mundo que puede cubrirnos / el mundo en el que vivimos鈥. 

Los ni帽os de la comunidad maya tsotsil cantaban en espa帽ol鈥攕u segunda lengua. Era 2015 y solo hab铆an pasado unos cuantos meses desde que Azuara y sus colegas hab铆an empezado a trabajar con 28 profesores de algunas escuelas ind铆genas de Chiapas. Su trabajo como coordinadora del programa de educaci贸n ambiental de la ONG Pronatura Sur, era convencer a los maestros para que incluyeran en sus clases un libro infantil llamado La Historia de Chipilo Crisopario

El libro hace parte de los esfuerzos de Pronatura para preservar los bosques de pino encino, el singular h谩bitat que se extiende a lo largo de las monta帽as de Chiapas y alcanza Guatemala, Honduras, y algunas zonas de El Salvador y Nicaragua. All铆, los amenazados chipes de cachetes dorados pasan el invierno. Azuara estaba emocionada cuando escuch贸 la canci贸n inspirada por el libro. 鈥淵o creo mucho en los cuentos como una herramienta poderos铆sima para el cambio鈥, dice. Chipilo le ha demostrado que esa creencia puede ser cierta.

El libro se ha convertido en una pieza clave del programa de educaci贸n ambiental de Pronatura, una herramienta divertida para promover la 茅tica de la conservaci贸n en los ni帽os, con la esperanza de que ello los llevar谩 a preocuparse y proteger el mundo natural a lo largo de sus vidas. El libro ya ha alcanzado a 3.000 ni帽os, la mayor铆a en Chiapas, muchos de los cuales pertenecen a comunidades tsotsil. El chipe de cachetes dorados no tiene un significado cultural para la comunidad, pero hay paralelos: As铆 como la situaci贸n de los p谩jaros cantores en peligro de extinci贸n ha sido descuidada por mucho tiempo, tambi茅n lo ha sido su lengua. En 2018 Pronatura hizo traducir el libro y las lecciones que lo acompa帽an al tsotsil.  La traducci贸n es solo una peque帽a parte de un creciente esfuerzo para dignificar las m谩s de 68 lenguas ind铆genas de M茅xico, que a su vez est谩n divididas en 364 variantes ling眉铆sticas

En M茅xico, como en la mayor铆a de pa铆ses latinoamericanos, las lenguas europeas son 鈥渓enguas de poder鈥濃攈abitan calles, juzgados, hospitales y escuelas, dice la antrop贸loga ling眉ista Margarita Mart铆nez P茅rez, estudiosa y hablante nativa del tsotsil. Las lenguas ind铆genas han sido vistas como inferiores y, en consecuencia, relegadas a los espacios privados. Pero en a帽os recientes, han empezado a filtrarse hacia los espacios p煤blicos. En la 煤ltima d茅cada, el tsotsil ha comenzado a aparecer en avisos callejeros, redes sociales y en canciones de rock, comics, poemas y novelas. 鈥淓ste es solo el comienzo鈥, dice Mart铆nez. 鈥淓l libro de Chipilo es un peque帽o brote de lo que est谩 por venir鈥.

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a historia de Chipilo comienza en 2003, el mismo a帽o en el que las lenguas ind铆genas fueron reconocidas oficialmente en M茅xico, gracias a la lucha que por a帽os dieron comunidades como el Movimiento Zapatista de Chiapas. Ese a帽o, Pronatura contrat贸 a dos j贸venes bi贸logos, Jos茅 Arturo Garc铆a Dom铆nguez y Jos茅 Ra煤l V谩zquez, para monitorear la llegada de los chipes de cachetes dorados que viajan desde el centro de Texas a los bosques de pino en los Altos de Chiapas. Como ellos, en esos bosques templados encuentran refugio m谩s de 300 especies de aves, de las cuales 55 son migratorias.

En ese entonces, la distribuci贸n de los chipes en su h谩bitat de invierno apenas estaba siendo mapeada, explica Claudia Mac铆as Caballero, subdirectora de conservaci贸n de Pronatura. Los avistamientos eran dispersos, y nadie conoc铆a en detalle el comportamiento de las aves durante la temporada. Garc铆a y V谩zquez ten铆an la tarea de buscar al ave en 10 localidades y, una vez localizadas, deb铆an perseguir las parvadas mixtas en las cuales viajan los chipes. Durante cinco meses, el d煤o se despert贸 a las 4 a.m., listo para observar aves antes de que los primeros rayos del sol ba帽aran las copas de los 谩rboles. 鈥淗ac铆a tanto fr铆o que no quer铆as sacar las manos de la chaqueta para agarrar los binoculares y empezar a mirar鈥, recuerda V谩zquez.

Empezaron su recorrido en el centro de Chiapas, en donde sufrieron para encontrar a sus peque帽os objetivos. La escasez pod铆a explicarse f谩cilmente: los densos bosques que requieren los chipes para alimentarse y descansar se han transformado en desiertos parajes, talados intensamente por industrias madereras y por las comunidades ind铆genas de la regi贸n para cocinar y construir sus hogares. Los incendios no regulados, la tala y el despeje de tierras para el desarrollo agr铆cola han precipitado el declive del ave en toda su zona de distribuci贸n. Al ritmo actual de deforestaci贸n, los bosques que a煤n existen podr铆an desaparecer en 45 a帽os.

La suerte de los j贸venes bi贸logos cambi贸 cuando se dirigieron hacia el norte del estado. A medida que se acercaban a un peque帽o pueblo llamado Coapilla, notaron que una espesa mancha verde cubr铆a las colinas circundantes. Hablando con la gente del pueblo, mestizos e ind铆genas Zoque, aprendieron que la comunidad priorizaba el uso sostenible de su bosque, y que restring铆a la agricultura al ejido鈥攖ierras comunitarias manejadas de acuerdo a las tradiciones ind铆genas. Como resultado, el paisaje albergaba una abundante vida silvestre. En una semana hicieron 10 de los 40 avistamientos que registraron esa temporada, recuerda Garc铆a.

Cerca a Coapilla, los cantos de los p谩jaros inundaban el bosque, y fue all铆 donde Garc铆a vio por primera vez al m铆tico quetzal. El estado del bosque le impresion贸 tanto que, despu茅s de seguir aves durante toda la ma帽ana, una tarde comenz贸 a escribir la historia de la migraci贸n de un chipe de cachetes dorados. Llam贸 al ave Chipilo Crisopario, un gui帽o al nombre com煤n de la especie en espa帽ol (chipe) y a su nombre cient铆fico (Setophaga chrysoparia). Le pidi贸 ilustrar el libro a V谩zquez, quien dibujaba y tallaba p谩jaros en madera. La historia relata el viaje del joven p谩jaro en su migraci贸n hacia el sur. En su traves铆a sobrevive a un incendio causado por seres humanos, es salvado por una vieja buitre llamada Aurelia Gordillo de la Carro帽a, quien lo ayuda a llegar hasta los bosques de Coapilla, donde Chipilo se reencuentra con viejos amigos y hace algunos nuevos, incluyendo a una resplandeciente quetzal.

Unos meses m谩s tarde, en marzo de 2004, los bi贸logos le presentaron el primer borrador del texto y las doce ilustraciones en acr铆lico a Mac铆as. Dos a帽os despu茅s, con el apoyo financiero de The Nature Conservancy, el Servicio para la Vida Silvestre y la Pesca de los Estados Unidos, el Departamento de Defensa del mismo pa铆s y el Gobierno de Chiapas, Pronatura imprimi贸 5.000 copias del cuento de Chipilo. La mayor铆a fueron enviados a bibliotecas escolares y a organizaciones de educaci贸n ambiental en los cinco pa铆ses donde los chipes de cachetes dorados pasan el invierno.

A pesar de que el libro estaba disponible, no hab铆a garant铆a de que los ni帽os lo leer铆an. En 2012, inspirado por una traducci贸n al ingl茅s que profesores en Texas empezaron a usar en sus aulas de clases un a帽o antes, el equipo de Pronatura cre贸 sus propias lecciones para acompa帽ar la ense帽anza del libro. Las lecciones incluyen temas como naturaleza y seres vivos, las casas de las aves, las aves y el cambio clim谩tico. Luego, el equipo entren贸 a ocho maestros y maestras de tres estados mexicanos (Oaxaca, Chiapas y Guerrero) para que incluyeran el libro en sus planes de estudio. Un a帽o m谩s tarde, Pronatura entren贸 a 28 maestros m谩s. Para 2017, ya hab铆an formado a 66 maestros de 40 escuelas, la mitad de ellas ubicadas en comunidades ind铆genas de Chiapas

Llevar Chipilo al sal贸n de clases ha sido todo un reto, dice el maestro Mario Alberto P茅rez Ruiz, hablante nativo del tsotsil. Chiapas es el estado m谩s pobre de M茅xico 鈥攅l 76% de su poblaci贸n vive en la pobreza鈥 y algunos de sus colegas trabajan en escuelas en las que faltan herramientas b谩sicas de trabajo como papel, tijeras y l谩pices de color. Recientemente, P茅rez ha trabajado para introducir las lecciones de Chipilo en el curr铆culum de la escuela cerca a San Crist贸bal de las Casas en la cual trabaja. Sin embargo, fue en 2015 cuando comenz贸 a ense帽ar usando a Chipilo. En ese entonces, era uno de los dos maestros en la escuela de Pueblo de Israel, una peque帽a comunidad Tsotsil de 200 habitantes. All铆, sus estudiantes de cuarto, quinto y sexto grado construyeron nidos de papel y aprendieron geograf铆a siguiendo la ruta migratoria del ave. En otras escuelas, los estudiantes crearon programas de radio en los que narraban los peligros a los cuales se enfrentan aves como Chipilo; en otras, los ni帽os escribieron y cantaron canciones como la que hizo llorar a Azuara; y en una m谩s plantaron jardines de especies nativas en terrenos escolares.

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pesar de su 茅xito, Mac铆as y sus colegas en Pronatura sent铆an que pod铆an hacer m谩s. El libro, aunque escrito en espa帽ol, estaba siendo difundido en escuelas biling眉es y biculturales, cuyo prop贸sito espec铆fico es fortalecer las lenguas ind铆genas en M茅xico. Sin embargo, dice Mart铆nez, las escuelas no cumplen esa promesa. 鈥淪on una broma鈥, agrega. La antrop贸loga ling眉ista explica que la Secretar铆a de Educaci贸n P煤blica no hace un esfuerzo por ubicar a los maestros biling眉es en escuelas en donde los estudiantes hablen la misma lengua ind铆gena que ellos dominan. Y es que si bien los cientos de variantes de lenguas ind铆genas en M茅xico tienen su origen en el maya antiguo, son tan diferentes entre ellas como el espa帽ol del italiano o el franc茅s. As铆, un maestro que habla tsotsil puede terminar en una escuela en donde sus estudiantes hablan tojolabal. Como resultado, en el aula, estudiantes y maestros recurren a su idioma en com煤n: el espa帽ol. 

En 2018, Pronatura contact贸 al escritor Juan Benito de la Torre L贸pez, cuya lengua madre es el tsotsil. Durante cuatro meses, De la Torre y su hija Ana Guadalupe de la Torre S谩nchez tradujeron el cuento infantil al tsotsil. Algunas palabras fueron sencillas鈥攅l tsotsil ya ten铆a un nombre para el chipe de cachetes dorados, 碍鈥anal ton sat Chipe. Pero en otros casos, tuvieron que empezar de cero. 鈥淔ue un trabajo muy divertido y muy laborioso鈥, dice el traductor. 鈥淭uvimos que encontrar palabras nuevas para algunos conceptos鈥. En tsotsil solo existen dos estaciones: Vo鈥檛颈办, el tiempo de lluvia (de abril a octubre), y Korixmatik, el tiempo de cuaresma (de octubre a marzo). Por ello, los De la Torre tuvieron que crear nombres para las cuatro estaciones que menciona el libro: la primavera es Chk鈥&苍产蝉辫;exp鈥檜j yanal te鈥, el tiempo en el que empiezan enverdecer todos los cerros; el verano es Ch-och vo鈥檛颈办, cuando entra la temporada de lluvia; el oto帽o es Chlok鈥 vo鈥檛颈办, cuando se va la estaci贸n de lluvias; y el invierno es Yora siktik, el tiempo m谩s fr铆o.

Cuando la traducci贸n, Slo鈥檌l xch鈥iel Chipilo Crisopario, estuvo lista a finales de 2018, de inmediato se top贸 con un obst谩culo. 鈥淟os maestros no quer铆an leer el cuento en frente de los ni帽os鈥, dice Azuara. 鈥淟es daba pena equivocarse en la lectura鈥. Esta inseguridad puede explicarse, en parte, por las pol铆ticas racistas que relegaron al tsotsil y otras lenguas mayas a espacios privados.  Los m谩s de 500.000 hablantes del tsotsil han mantenido la lengua viva hablando con sus familias y amigos, pero no existe una tradici贸n escrita de la misma, dice Mart铆nez. Fue solo a finales de la d茅cada de los noventas cuando profesionales hablantes del tsotsil establecieron la norma de escritura de la lengua usando el alfabeto latino. Hoy, muchos hablantes no saben c贸mo leerla, o c贸mo leerla de manera fluida. Para sortear el obst谩culo, y aconsejada por especialistas en educaci贸n biling眉e, Azuara decidi贸 grabar un audiolibro. 鈥淎s铆, los maestros no se sienten inseguros en el sal贸n de clases鈥, dice.

A principios de 2019, Azuara convenci贸 a Floriana de la Torre, la hija mayor del traductor, para que se grabara a s铆 misma leyendo la versi贸n del cuento en Tsotsil. Aunque la grabaci贸n est谩 lista desde agosto, la pandemia de COVID-19 ha frenado su difusi贸n: las escuelas est谩n cerradas y para la mayor铆a de estudiantes tsotsil las clases virtuales no son una opci贸n. Apenas el 61 por ciento de los municipios tsotsil tienen acceso a internet, y de ellos, solamente el 22 por ciento tienen acceso a una red 4G (la tecnolog铆a necesaria para hacer llamadas grupales exitosas, por ejemplo), de acuerdo con cifras del gobierno mexicano. 

Por eso, Azuara y Mac铆as est谩n explorando otras rutas para llevar a Chipilo a los estudiantes ind铆genas de Chiapas y m谩s all谩. Han considerado entregar el audiolibros a los maestros en USBs, y han compartido las grabaciones a trav茅s de redes sociales. Han discutido la posibilidad de que emisoras comunitarias tsotsil difundan el audiolibro. Un d铆a, esperan poder traducir el cuento a otras lenguas de las comunidades mayas que habitan en el resto del h谩bitat de invierno de los chipes de cachetes dorados. En los pr贸ximos a帽os, la historia de un diminuto chipe podr铆a expandirse a lo largo de las 10.319 millas cuadradas (poco m谩s de dos millones y medio de hect谩reas) de su h谩bitat forestal, ense帽谩ndole a los ni帽os sobre la importancia de salvar el ecosistema mientras eleva sus lenguas nativas. 鈥淓ste pajarito es incre铆ble鈥, dice Azuara. 鈥淣os ha hecho volar鈥.